viernes, 30 de junio de 2017

Derrières

La modelo Emily Ratajkowski publica en Instagram una foto de su culo y, en el breve lapso de tiempo de un día, más de un millón de personas indican que les gusta la instantánea. ¿Cuánto es un millón de personas? Pues más que la población de Chipre, por ejemplo. O que la de Montenegro, Luxemburgo o Islandia. Un millón de personas es la sexta parte de las víctimas del Holocausto. Uno publica un libro y en cuatro años vende sesenta ejemplares; una modelo publica una foto de su culo y en veinticuatro horas consigue la aprobación de un millón de personas. Es mayor el poder de convocatoria de un culo, es evidente. Es más elocuente, incluso. No contiene erratas ni precisa de traducciones para llegar a gente de diversas lenguas. Quizá el fallo fue no haber puesto un culo en la cubierta. Otra buena solución habría sido pagarle a la Ratajkowski para anunciarme en una de sus nalgas. «Lea usted a Gabriel Noguera». Ya sé que está mal utilizar el cuerpo de una mujer para hacer publicidad, pero queda aquí demostrado que el mensaje llegaría al menos a un millón de personas. Casi nada. En defensa del libro quizá haya que decir que un ejemplar cuesta dinero y los corazones en Instagram son gratis. Es complejo el asunto, pero nadie dijo que el siglo XXI iba a ser fácil.

2 comentarios:

Toy folloso dijo...

Instagram está ahí. Y tú debes tener culo. Quizá una cosa lleve a la otra....(una especie de prostitución literaria).

Microalgo dijo...

Ya se lo he dicho yo, pero no me hace caso.

(Por otro lado, el de la modelo tampoco es moco de pavo, asumámoslo de una buena vez).