viernes, 20 de enero de 2017

Un ejemplo de vitalidad

Siempre fue un hombre de mucha vitalidad, por eso no iba a dejar que la muerte se interpusiera en su camino. Todas las mañanas se levantaba de la tumba y llevaba a cabo sus actividades habituales con la alegría de costumbre. Por la noche, después de hacer el amor con su mujer, volvía a la fosa.

3 comentarios:

Toy folloso dijo...

Estas reencarnaciones tienen sus intríngulis, que diría Jesulín....

María S. dijo...

Vitalidad constante más allá de la muerte, que diría nuestro gran (grandísimo) Quevedo.
Seguiré siguiendo las psicopatías.

Microalgo dijo...

Qué mal rollo. Por la descomposición y todo eso, digo.