domingo, 27 de diciembre de 2015

Ahora que termina la vida

Puedo decirle que en realidad nunca empezó. Si uno hubiera podido participar de la normalidad, habría sido posible una vida. Una tranquilidad de espíritu tan necesaria para tantas cosas. Una idea, un proyecto. Escribir no como refugio, sino como afición. Tener la recompensa al final del día. Una vida, con sus luces y sombras. Pero con luces.

1 comentario:

Microalgo dijo...

La normalidad es un concepto meramente estadístico. Y está sobrevalorada, se lo digo yo, que estoy en el centrito de todas las curvas de Gauss.