martes, 4 de agosto de 2015

Cervezas Klondike

—Cervezas Klondike, dígame.
—Quiero presentar una queja. He bebido seis de sus cervezas y ahora me encuentro mal.
—Defina «mal».
—Mareado y eufórico sin motivo aparente. Y casi me peleo con otro tipo por una mujer que no me parecía tan atractiva antes de ingerir su producto.
—Sabe usted que nuestra cerveza contiene alcohol, ¿verdad?
—Sí, pero en la lata no había ninguna advertencia de esto. Creo que tendrían ustedes que poner una pegatina que dijera: cuidado, puede distorsionar la realidad.
—¿Acaso no ha visto nuestros anuncios en la tele?
—Los he visto, pero no sé a qué se refiere exactamente.
—Gente atractiva, feliz y triunfadora, nada más que diversión...
—Ajá. Pensaba que era una ficción publicitaria sin importancia.
—Pues no, caballero, eran los efectos del producto en la percepción del consumidor.

1 comentario:

Microalgo dijo...

Un chute de B12 y como nuevo.

Y con lo que dicen que duele esa inyección, ni se imagina lo que se va a purificar su alma. Bof. Un pasote.