martes, 3 de febrero de 2015

Plegaria sincera

—Señor, por ti dejé de pensar, ¿por qué no me recompensas?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esa fue tu recompensa. Ahora deja de preguntar y sé feliz -le ordenó una voz grave, que era la del cura escondido detrás del púlpito.

Microalgo dijo...

"Pues deja de mandarme plagas, cabrón", dijo el creyente, justito antes de que lo churruscara un rayo.