domingo, 5 de enero de 2014

Un reencuentro a medias

Tantos años, pero aún somos jóvenes, quiere decirle él. ¿Sabes que te miraba mucho entonces? ¿Te dabas cuenta? Pero no era sólo la cantidad de miradas, era sobre todo la forma de mirarte. Yo te miraba como si tú fueras la respuesta a todas mis preguntas, preguntas incluso que ni siquiera intuía, pero que me formularía en el futuro. Seguramente no te dabas cuenta. No tenías tiempo para nosotros, los humanos (digamos que somos humanos). Lo tuyo era pasar como una ráfaga de intangibilidad por nuestras vidas. Pero eras tan importante, tan importante en nuestro imaginario. Pero tú no tenías manera de sospecharlo, que no recuerdas ni mi nombre.

1 comentario:

Microalgo dijo...

... no recuerdas mi nombre. Que te den, pues.