martes, 25 de diciembre de 2012

El bebé

Lo he traído a la playa, para que vea el mar por primera vez, quizá última. Estrecho su frágil cuerpo contra mí y pienso que no es justo, que merece vivir tantas cosas. No hay dios si permite esto. El cura le ha dicho a mi mujer que es una prueba para nosotros, pero qué dios sería así, antikantiano, usando a un bebé como medio y no como fin. Aunque nosotros no somos mucho mejores, que todavía no le hemos puesto nombre, por si no sobrevive. Cómo le diremos al niño que esperamos a que superara la operación antes de ponerle nombre. No queríamos sufrir tanto, entiéndelo. Nos temíamos lo peor y decidimos que es más fácil olvidar algo si no podemos nombrarlo. Porque ése era nuestro único plan si todo salía mal: olvidarte. Como si nunca hubieras pasado.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Repito, intente no seguir con imposibles.

Ficticia dijo...

Dios, es horrible.
Y no me refiero a la forma, si no a la idea...
Espero, más que nunca, que todo sea ficción.

Feliz Navidad

Javier dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Javier dijo...

El final, perfecto.