sábado, 2 de julio de 2011

El último señor con bigote

Llaman a la puerta. Gloria, que se llama así porque su padre era fan de Van Morrison, abre y se encuentra al cartero. Necesito que me firme aquí, es una carta certificada, dice éste. Yo te firmo si quieres un certificado de matrimonio, contesta Gloria, que ha quedado prendada (y casi prendida) del cartero, que le recuerda a su difunto padre y esto es así porque el cartero luce un frondoso bigote (concretamente, bajo la nariz). Ella siempre había creído que su padre era el último señor con bigote, pero ahora sabe que estaba equivocada y la vida se le presenta de súbito llena de posibilidades. Una vida con el cartero, que acaba de convertirse en el último señor con bigote. Le invita a pasar y tomar algo, pero él tiene dudas: ha de entregar muchas cartas todavía. Ella aduce que nada de eso es urgente, que es más importante desayunar bien (y el amor, piensa, pero no lo dice). El desayuno es la comida más importante del día, concluye. Bueno, sí, quizá podría tomarme un descanso, unas tostadas me vendrían bien, dice finalmente el cartero. Pasa, pasa, te voy a preparar el desayuno más largo del mundo, contesta Gloria.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

El complejo de Edipo puede encontrarse al abrir uno la puerta de su casa... ¡¿cómo no!?

Marina dijo...

Con esa última frase podrías ligar tela. Sin el "contesta Gloria", claro.

Anónimo dijo...

Bukowsky,el
Cartero

Microalgo dijo...

Últimamente me llegan mensajes fetichistas a favor de las barbas. Con el calor que hace.