lunes, 5 de julio de 2010

Sólo recitar las páginas adecuadas

Una noche de tantas sin dormir. Hay unos cuantos libros abiertos por la habitación. Para que me recuerden algo, creo. O a modo de conjuro, no lo sé. Y hay el deseo de ser escuchado, de ser entendido, de ser encontrado. Si yo supiera qué falla en mi cabeza. Si yo supiera qué falla en mi cabeza, la mandaría arreglar. Lo mismo con el corazón.

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