sábado, 15 de mayo de 2010

Por qué te dije que no volvieras

Soñé que aún estaba vivo y era domingo y llovía. Soñé que llevaba diez años casado con la misma mujer. Soñé que había vuelto a un lugar donde fui feliz, pero ya no había sitio para mí. O yo era otro, ya no aquel. En cualquier caso, me marché y dejé la puerta abierta para que alguien pudiera ocupar mi lugar.
Soñé que luego estaba en una cafetería con otra mujer, a la que decía que su cuerpo le sentaba muy bien al alma. Soñé que ella se reía y me contestaba que siempre igual, siempre igual, que cuándo iba a cambiar. Soñé que no supe qué decir.
Soñé que la vida volvía a empezar, de pronto, suavemente, como si no pudiera ser de otra manera.

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