sábado, 29 de mayo de 2010

La nocturnidad y la alevosía

Escapando de la Noche en Blanco y de otros desatinos. Sentado a las puertas de una iglesia a las cuatro de la mañana. Bebiendo cerveza. Pensando que el tiempo lo cura todo, pero a mí me duele ahora. Escribiendo horas antes una declaración de amor en la pared. Un «te quiero» que es un adiós, una bofetada, un agravio. Te quiero, pero no puede ser. Te quiero, pero estoy solo en esto. Esto es lo que me mata, pasemos ahora a otra cosa. «¿Pero esto es para Babeth o para mí?», preguntó Alba al leerlo. Es para mí, pensé yo.

No hay comentarios: