domingo, 2 de mayo de 2010

El futuro

Yo no veo el futuro, no soy vidente —dice el hombre—; tampoco lo leo, pero un vecino mío sí lo hacía: leía el futuro en las novelas de Emilio Salgari. Yo, caballero, soy oyente, oigo el futuro en los pasos de la gente. En el andar de una persona está escrito su porvenir. O grabado, más bien; es como sentarse a escuchar un disco. También puedo oírlo en las estrellas, pero me cuesta más, el sonido me llega desde muy lejos. Es como una radio con el volumen muy bajo. Aunque lo cierto es que es muy bonito dormirse arrobado por el sonido tenue de todos esos futuros aún por vivir.

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