viernes, 30 de abril de 2010

Astenias

En el autobús, cansado de todo esto. Esta fabulación constante para eludir lo feo de la realidad. Lo feo que es todo, que decía ella. Lo feo que es todo sin ti, que es la respuesta natural. Este atravesar la noche en completo silencio. Este anhelo que no termina. Yo quiero ser quien te quite el sueño y la ropa, que dije hace mil años. Pero esto sólo sirve para hacer literatura.

jueves, 29 de abril de 2010

La mañana

La mañana está a punto de empezar. Será dentro de un momento. Yo, sin embargo, tengo que atender a otras cuestiones. Ahora mismo no se me ocurre ninguna, pero seguro que las hay. Quizá se me ocurra alguna antes de que empiece la mañana.

miércoles, 28 de abril de 2010

La luna y el sol

—La luna es la muela de un gigante.
—Si tú lo dices.
—Que sí, me lo contó mi tío, que tiene muchos amigos dentistas. Dentistas suecos, además.
—Seguro que eso puntúa doble.
—El gigante se arrancó la muela porque le dolía y la arrojó muy lejos. Tanto, que entró en órbita. Y ahí sigue, iluminando por la noche a los enamorados.
—Romanticismo dental.
—Sí.
—¿Y el sol?
—El sol es un grano de arroz que tenía el gigante entre los dientes. También lo arrojó lejos. Y ahí sigue, iluminando por el día a los turistas.
—Turismo arrocero.
—Sí. Por eso en inglés sería más correcto llamar al amanecer sunrice.

martes, 27 de abril de 2010

Debe

querida,
no era tu frialdad
ni tu incapacidad de amar.
lo que nunca te perdonaré
es que me hicieras perder el tiempo.

lunes, 26 de abril de 2010

Muerte y destrucción y otros éxitos de siempre

Así que uno recupera de pronto sensaciones del pasado. La mala hostia perpetua. La intransigencia. El odio adolescente. El deseo de compartir con los demás la destrucción, que ya está bien de vivirla como una cuestión privada. Atila como modelo a seguir. La venganza permanente de Iván el Terrible. La ira como liberación.

domingo, 25 de abril de 2010

Paseos nocturnos

Llegados a este punto, ya no sé si escribo porque sufro o sufro porque escribo o sencillamente escribo porque escribo y sufro porque sufro.

sábado, 24 de abril de 2010

La soledad

El hombre encendió la radio para que hubiera algo de ruido. En ese momento, el locutor estaba anunciando algo sorprendente: la sonda de la NASA había encontrado vida inteligente extraterrestre. Con la voz temblándole de emoción, el locutor terminó diciendo: «no estamos solos en el universo». El hombre, en la oscuridad de su cuarto vacío, no encontró consuelo en esto.

viernes, 23 de abril de 2010

Desiertos

Todo esto es Atroz, dice ella, un país en el que vivir siempre. Bueno, malvivir. Y él mira las llanuras infinitas, la desolación perpetua, los campos agostados, y sabe que morir es como volver a casa o viceversa.

lunes, 19 de abril de 2010

Hay volcanes

Y va el estraperlista de nuestra historia oteando el horizonte como pensando «todo esto se lo podría vender a alguien» cuando se encuentra con Sarmientos, la chica de la película, aunque esto no es una película.
—Hay volcanes en lontananza —dice ella.
Él piensa que es muy poético eso, aunque no haya volcanes a la vista.
—Sí, en Islandia —contesta por romper el silencio.
—Qué bonita es Islandia en esta época del año. Es violeta.
—Quizá de lejos.
—Me llamo Sarmientos, pero tú puedes llamarme Sar.
—Su Alteza Real.
—¿Cómo dices?
—No, nada. Qué bonitos ojos tienes.
—Gracias, son míos. No me los han prestado.
—¿Nunca has pensado en invertir en ellos?
—Pues no. A veces me echo colirio, no sé si eso aumenta su precio de mercado.
—Totalmente. Podríamos vender acciones de tus ojos.
—¿Acciones como parpadear? ¿Ponerlos en blanco?
—Más o menos.
—Hay volcanes en lontananza —repite Sarmientos—. Lontananza es una bonita palabra. Se parece a longaniza, pero no lo es.
Y cae de pronto sobre ellos una cálida ceniza a modo de telón.

domingo, 18 de abril de 2010

Literatura

—Tú me quieres por suicidio sentimental. Somos dos suicidas, al fin y al cabo.
—Qué bonito eso, a su manera. «Tú me quieres por suicidio sentimental».
—Vale, utilízalo, pero pónmelo a mí en la boca, que sólo sirvo como musa.
—Yo te pondría otras cosas en la boca, amor.
—Ya sabía yo...
—¿Verdad? Soy incorregible.
—Claro. Si te conozco: pervertido sentimental.
—Eh, qué bonito también eso. Hoy estás más poeta que musa.
—Vale, entonces me retiro de musa.
—«Pervertido sentimental». Voy a usarlo de seudónimo en algún concurso.

sábado, 17 de abril de 2010

La astenia

Siete y cuarto de la mañana. Esta incapacidad para levantarse de la cama. Estos buenos veinte minutos que pasan lentamente sin mover un músculo. «Quizá si no salgo de la cama, no empiece el día» y otros pensamientos absurdos. Y esta sensación persistente de que todo es una farsa que vamos inventando cada día.

viernes, 16 de abril de 2010

Acción

—Eh, usted.
—¿Es a mí?
—En este texto no sale nadie más.
—Es cierto, no me había fijado. Qué calamidad, yo quería pedir un taxi.
—¿Le gustaría aparecer como extra en la vida de otra persona?
—No sé, ¿es una persona importante?
—Lo es. Se trata de una protagonista.
—Vaya. Yo también quisiera ser protagonista. Y que otros fueran extras en mi vida.
—No sea tan ambicioso, hay que ir paso a paso. Si nos convence su trabajo, es posible que volvamos a llamarle.
—¿Y qué tengo que hacer?
—Poca cosa. Pasear arriba y abajo por esta calle, de forma casual, como si no tuviera nada mejor que hacer.
—Es como si hubiera nacido para este papel.

jueves, 15 de abril de 2010

Días como hoy

Días como hoy, en los que la vida se detiene. Algo de lluvia en la calle, no demasiada. Como una pizca de melancolía en el café o algo así. Como entregarse al tabaquismo a escondidas, que decía ella. Como buscarse un abogado. Como saltar por la ventana que hay en el centro de todo esto, como marcharse fuera, donde sólo hace un poco más de frío que aquí, y mirar la ventana desde el otro lado, desde lejos, como si perteneciera a otro.

miércoles, 14 de abril de 2010

Encontrar lo perdido

Encontrar un número de teléfono apuntado y no saber de quién es. Uno podría llamar, claro, y preguntar. Quizá ni siquiera sería necesario preguntar, pues tal vez fuera posible reconocer a nuestro interlocutor cuando contestara, pero imaginemos que no, imaginemos que el sonido de su voz no nos dice nada, que no somos capaces de identificar a su dueño. Entonces habría que decirle nuestro nombre y preguntar. Decir que hemos encontrado este número y no sabemos a quién pertenece. Pero podría suceder que la otra persona fuera alguien importante de nuestro pasado y se sintiera ofendida. ¿Cómo que has olvidado mi número?, podría quejarse la otra persona, ¿cómo puedes ver mi número y que te sea totalmente extraño? E improvisar una rápida disculpa y colgar, avergonzados por nuestra falta de memoria.

martes, 13 de abril de 2010

Saber venderse

Hay que promocionarse. Saber venderse. Trabajar de relaciones públicas de uno mismo. Ocuparse también de las labores de propaganda para ganar la guerra. Mientras tanto, reina la paz en la ciudad. Ha empezado la primavera.

lunes, 12 de abril de 2010

Los amantes sempiternos

Tú me quieres por suicidio sentimental, dice ella. No es verdad, contesta él, es que somos amantes sempiternos. Ella sonríe y dice: me gusta eso; ¿sempiterno es algo así como viejo o para toda la vida o qué? Para toda la vida, responde él. ¿Cuál es la definición de la RAE?, pregunta ella, que quiere algo más oficial.
Lo miran:

sempiterno, na.

(Del lat. sempiternus).

1. adj. Que durará siempre; que, habiendo tenido principio, no tendrá fin.


Qué bonito, dice ella. Sí, no podría ser más adecuada, piensa él.

domingo, 11 de abril de 2010

Frases de viernes por la noche

—Oye, Lolo, dice tu novio que eres gay, ¿es verdad?

sábado, 10 de abril de 2010

La muerte documentada

Mire, siempre llevo encima el resultado de la autopsia de mi difunta mujer. Ahora que lo pienso, es un poco redundante decir lo de difunta, pues no se practican autopsias a personas vivas, el colegio de médicos lo tiene terminantemente prohibido. Como le decía, nunca salgo de casa sin el resultado de la autopsia de mi mujer. Me sirve para recordar lo breve y vana que es la vida, además de su fragilidad. En días primaverales como hoy, me siento en la terraza de un bar, pido una cerveza y releo las causas de su muerte. Todo en lenguaje burocrático, frío y aséptico. Como si hablara de una persona teórica y no real. Claro que, por otra parte, morirse es salir de la realidad y existir sólo como idea, como recuerdo.

viernes, 9 de abril de 2010

El fin

—Y de nuevo esto es el fin.
—Perdona, pero eso es imposible.
—¿Cómo dices?
—Que es imposible que de nuevo sea el fin. El fin, por definición, sólo puede ser una vez. Si no, se trataría tan sólo de una pausa.
—Pero es que «y de nuevo esto es una pausa» no suena tan dramático.
—Las cosas son como son, no como nos gustaría que fueran.
—¿Y no podría haber pequeños fines en vez de uno grande?
—Entonces tendrías que decir: «y de nuevo esto es un fin». Pero no el fin.
—¿Y el largo fin? El largo fin que dura demasiado.
—Vale. Pero entonces la frase sería un poco rara: «y de nuevo esto es el largo fin». Como si uno entrara y saliera del fin a voluntad. «Voy al fin, ¿me acompañas». Es un poco absurdo.
—Pues ya no sé qué decir.
—Prueba con el fin aparente.
—¿«Y de nuevo esto es el fin aparente»?
—Eso es. No es el fin de verdad, pero engaña.
—El fin ya no es lo que era.

jueves, 8 de abril de 2010

El gran circo

Yo ya no tengo tiempo para malabarismos, aunque esto lo desmientan los hechos, los hechos aparentes. Es verdad que me embarco siempre en los espectáculos del pasado, como un artista que es incapaz de retirarse, pero son las circunstancias, son las circunstancias las que me obligan a subir al escenario una y otra vez para representar los mismos monólogos, intentar el más difícil todavía y declamar con voz grave mientras realizo un doble mortal hacia atrás sin que se derrame el agua del vaso que sostengo en una mano.

miércoles, 7 de abril de 2010

47974 palabras

Pero yo no puedo querer, dice la chica, estoy muerta por dentro. Mi alma es un camposanto. Mi corazón es un osario. Mi cabeza es un maelstrom en el que se hunden las esperanzas. Yo sólo sé destruir todo lo que toco. Es mi mayor talento. Pero quizá podría ser todo distinto. Podríamos ser otros. Yo podría dejar atrás tanta muerte y tú me dedicarías 47974 palabras.
¿No pueden ser 47975?, pregunta él.

martes, 6 de abril de 2010

Lo acostumbrado

Y ella me dice que lo mejor que puedo hacer es olvidarme de lo nuestro e irme con la otra chica. Que me irá mejor, afirma. Que seguro que es más sencillo con la otra, que además tiene las tetas más grandes y es más joven.
Y yo no digo nada. Llevo toda la vida escuchándole decir cosas así. Algún día tendrá que cansarse.

lunes, 5 de abril de 2010

Vida

Y la noche es infinita. Como lo es la vida. Como lo es el amor. Al menos esta noche.

domingo, 4 de abril de 2010

El rostro

Ha notado usted que no tengo rostro. Es algo que me ha dado problemas en el pasado, pero ahora me va bien. Mi novia, que es pintora, me dibuja una cara distinta cada día.