martes, 2 de marzo de 2010

El mundo como representación

Suena música en una habitación en silencio. Aparece un hombre que dice:
—Si suena música, no puede estar la habitación en silencio.
El autor rectifica. Suena música en una habitación. Aparece el hombre de antes. Dice:
—La vida, qué estafa. Si lo hubiera sabido antes, habría escogido otra cosa.
Entra una chica. Que el lector imagine a la chica más guapa que conozca y se hará cierta idea.
—No está tan mal —dice la chica—. La vida, ya sabes. Hay cosas peores.
—¿Cómo qué? —pregunta el hombre.
—No lo sé, el autor ha dejado en blanco esa línea de mi guión.
—Igual quiere que guardes un silencio interesante.
—U ominoso.
Se miran en silencio durante un buen rato, de forma grave e intensa.
—Me está entrando miedo —dice él.
—A mí también —contesta ella.
—¿Y si hacemos otra cosa?
—Miremos el guión.
El guión dice que se besen, pero no están de acuerdo. No han sido formalmente presentados y no quieren que el lector se lleve una idea equivocada.
—Yo me llamo Martina —se presenta ella—. ¿Y tú?
—Gustavo.
—Como la rana. Vaya nombre.
—La culpa es del autor, que me tiene manía.
—Claro.
—¿Nos besamos ya?
—Es pronto, no sé nada de ti —dice ella.
—Me gustan las tardes de lluvia y los perros mecánicos.
—¿Los perros mecánicos?
—A mí no me mires, viene en el guión.
—Ah, es verdad. Aquí dice que son lo último en tecnología japonesa.
—Tengo ochenta. Los colecciono.
—Una jauría mecánica. ¿Y son dóciles?
—Sólo cuando los desenchufo. Bueno, ¿qué llevas puesto?
—¿Es que tienes problemas en la vista? Llevo este vestido azul.
—Me refiero a debajo.
—Oye, te estás pasando de la raya.
—¡Que lo dice en el guión!
—Oh, pues es cierto: «él le pregunta qué lleva debajo; ella le abofetea».
—Creo que esa parte nos la podemos saltar —dice él.
—¿Seguro? Dicen que abofeteo muy bien.
—Las mejores bofetadas son las que sólo se insinúan.
—Eso te lo acabas de inventar, no viene en el guión.
—El autor me dijo que improvisara.
—No es justo, ¿por qué yo no puedo improvisar y tú sí? —se queja ella.
—Creo que lo hace para compensar lo de Gustavo.
—Vale, sí, tiene sentido.
—Bueno, ¿nos besamos ya?
—¿No quieres saber antes algo de mí?
—Ya me lo cuentas luego.
Se besan con pasión. Él le mete la mano por debajo del vestido. Cae el telón.

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