sábado, 13 de febrero de 2010

Una madrugada

Me despierta movimiento en la cama. Es ella, que, de espaldas, se restriega contra mí. Dándose cuenta de que ya estoy despierto, me coge la mano y se la lleva a los pechos. Así da gusto que lo saquen a uno del sueño, pienso.
Después del sexo, miro un momento la ventana. Empieza a clarear, pronto saldrá el sol. Me acuerdo de cuando tonteábamos, de cuando decíamos que un día teníamos que ver juntos el amanecer. Pero hoy no será, que enseguida volvemos a estar dormidos.

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