jueves, 3 de septiembre de 2009
Las bicicletas
Otra vez el final del verano. Pasan unas chicas en bicicleta, yo las miro aunque esté mal. Las normas están claras: no hay que mirar con lascivia a las jóvenes madres con sus bebés en brazos, ni a las chicas de quince años de cortas faldas, eso tampoco está permitido. Yo lo hago porque soy un disoluto y no tengo más patria que el deseo. Llevadme a vuestras camas, les diría, vamos a escapar de todo esto juntos, que vuelvan otros a la vida, los días y las noches podrían ser nuestros. Yo he visto que la vida no vale la pena y he escrito del amor sin tenerlo. Venid conmigo, hacedme caso. Pero las chicas ya se han marchado.
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