miércoles, 1 de julio de 2009

La noche del dictador

Un hombre llamado Pedro despierta en mitad de la noche por los gritos de un vecino que aporrea su puerta. Se levanta de la cama, dice a su mujer que intente volver a dormir, se pone la bata, se acerca a la puerta y abre. El vecino, notablemente nervioso, le dice que se dé prisa en escapar, que no tardarán en llegar por él. Pedro le pide que se calme y que le explique de qué está hablando, que no entiende quiénes y por qué van a venir por él. Su vecino le explica como puede que vienen a derrocarle, que es el fin de la dictadura. ¿Qué dictadura?, pregunta Pedro, sin entender nada. La suya, claro está, responde el vecino, aunque Pedro sigue sin entender de qué le está hablando, puesto que él no es un cruel dictador, sino un oficinista que vive con su mujer, profesora de primaria, en un modesto piso. De pronto se escucha por la ventana el ruido de una multitud que se aproxima por la calle. Son ellos, dice el vecino, huya, corra, deprisa. Pedro se asoma a la ventana y observa que los manifestantes vienen armados y gritan cosas como «abajo el tirano, abajo Pedro». Éste mira hacia la puerta de su dormitorio, que está cerrada, y luego a su vecino antes de de decir: «pero mi mujer...». No hay tiempo para eso, ella estará bien, contesta el vecino. Pedro coge de una silla los pantalones y la camisa que había llevado ese día y, con los zapatos en la otra mano, corre escaleras abajo.

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