sábado, 18 de octubre de 2008

Estética y metafísica

—Lámeme el tatuaje.
—¿Es una parafilia?
—Que lo lamas.
—Me gusta cuando me impones disciplina nacionalsocialista.
—Pero hazme caso.
—Vale, pesada. Ya, ¿estás contenta?
—¿A qué sabe?
—A nada.
—¿No sabe a cereza?
—La verdad es que no.
—Pues debería. Al fin y al cabo, es una cereza.
—Es la representación de una cereza; las cosas no son sólo su apariencia.
—No me vengas ahora con ceci n’est pas une pipe. ¿Dónde has visto tú cerezas que no sepan a cereza?
—Pero es que no es una cereza de verdad, es un dibujo. Sabe a epidermis, a fresca piel humana. Nada más.
—Esto de los tatuajes es una estafa.

No hay comentarios: