lunes, 22 de septiembre de 2008

El eterno romántico

Perdona, no he podido dejar de mirarte en toda la noche. Verás, yo soy un artista, un tipo sensible de verdad, y quizás esto es lo que se conoce como síndrome de Stendhal, porque tengo palpitaciones como las señoras mayores. Es a causa de tu belleza, por supuesto. También es ella la que me hace decir tonterías, que en realidad soy un tipo bastante inteligente y muy leído. De hecho, podría hablarte de cosas que te aburrirían hasta el infinito, pero la idea era divertirte para que acabaras conmigo en la cama. Ya sé que es una mala jugada mostrar las cartas antes de tiempo, pero me enseñaron que la sinceridad era una virtud. Lo sé, me engañaron. Pero a una chica tan bonita como tú no habría que ligársela con engaños, ardides y falsas promesas de políticos populistas, sino con actos de revolucionaria honestidad, resistencia pacífica, idealismo a ultranza, hasta la derrota siempre.

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