lunes, 30 de junio de 2008

Qué raro es todo

Qué raro es todo, pienso de pronto ante un paso de peatones. Si yo quería una vida contigo. Si ni siquiera soy capaz de recordar cómo he llegado a esta situación. Vaya manera de despistarse. Y por seguir con la costumbre, cruzo la calle sin mirar.

domingo, 29 de junio de 2008

Historias de amor

Ella le dijo: "yo te dejaré siempre notas de amor en el bolsillo del abrigo, ya lo verás, lo nuestro será sublime sin interrupción, como le hubiera gustado a Baudelaire". Pasó el tiempo, se casaron. Él solía leer en el metro las notas que ella le escribía. Pero una mañana lo que leyó fue lo siguiente:
Tomates
Azúcar
Mantequilla
Huevos
Leche
Y unos cuantos alimentos más. Él se dijo: un poema dadaísta. Y con un suspiro de sincero enamorado volvió a meter la nota en el bolsillo del abrigo.

sábado, 28 de junio de 2008

Abajo la cultura malagueña

Esto es lo más cerca que estaré de ganar un Oscar o el galardón al actor porno de la década, pienso mientras miro el premio que tengo en la mano, una escultura que claramente es una mierda pinchada en un palo (concretamente, una boñiga). Luego recuerdo que Muhammad Ali tiró una medalla de oro al río Ohio, una medalla de oro, ¿por qué no tendré dignidad? Porque como reclamo de mujeres esto no sirve, está claro, que no se me acerca ninguna, sólo hombres, como el que me ha preguntado hace un rato si soy Guevara y al que he contestado que sí, que el Che Guevara, aunque resulta que me había confundido con otro, que enseguida me pongo a la defensiva, soy terrible. O ese que se sabe mi vida al dedillo, lo que me acojona bastante, sobre todo cuando se niega a decirme quién es. Todo esto es un error, me digo, incluso un fraude. Todas las chicas guapas están ocupadas hablando con otros y yo ni siquiera estoy borracho.

viernes, 27 de junio de 2008

Obsesión

Querida, merodeo por los alrededores de tu vida, pero nunca notas mi presencia. Te observo en el metro, invisible entre el resto de viajeros. En el supermercado, mientras simulo estar haciendo la compra. Todas las mañanas vigilo tu puerta desde el bar que está frente a tu piso; yo hago como que leo el periódico, pero en realidad estoy pendiente de todos los movimientos que se producen en la entrada de tu edificio, esperando a que salgas para seguirte al trabajo, pues te sigo a diario por las calles de esta ciudad tan absurda, también por la tarde, cuando regresas a casa después de una dura jornada laboral. Por las noches hago guardia bajo tu ventana, para que nadie se atreva a turbar tu sueño. No duermo. No como. No lo necesito.

jueves, 26 de junio de 2008

Deus ex machina

-Buenos días, le llamaba para hablarle de una fabulosa lavadora.
-No me interesa, gracias, ya tengo una.
-No cuelgue, no se trata de una lavadora como las demás.
-¿Y qué tiene de especial?
-Nuestra lavadora es la Dios 3000, es el mejor electrodoméstico que existe. Centrifuga como ninguna, crea universos en una semana, el Cielo y la Tierra, el día y la noche. En vez de eliminar el barro de su ropa lo convierte en una pareja de seres humanos. ¿No le parece maravilloso?
-¿Y yo para qué quiero todo eso?
-¿Y para qué queremos ipods? Piense en la envidia de sus vecinos: tendrá usted en la cocina al Creador y éste le lavará calcetines y calzoncillos. ¿No es eso la felicidad? ¿No es eso el paraíso terrenal?
-Bueno, se parece un poco.
-Hablemos entonces de modos de pago.

miércoles, 25 de junio de 2008

Calor

Por el calor, es por el calor que practico nudismo en casa, no por exhibirme ante mi persona, que yo no soy de admirarme desnudo, prefiero admirarlas a ellas, pero el caso es que acabo mirándome y me encuentro una cana en el vello púbico. ¿Pero cómo vas a tener canas ahí?, me digo. ¿Eso no es a los cincuenta años o así? Si tú ni siquiera has cumplido los treinta, aunque poco te falta. Si no tienes canas en la cabeza (bueno, sí, algunas, aunque te empeñes en ignorarlas). ¿Pero lo de acostarte con chicas tan jóvenes no era precisamente para evitar esto? Robarles la juventud por ósmosis, había un principio científico ahí. No, no puede ser una cana, te estás preocupando por nada, hombre, será que te estás volviendo albino. Que ganas premios de literatura joven, que eres todavía un chaval.

martes, 24 de junio de 2008

Ideas revolucionarias y veraniegas

Para acabar con el hambre en el mundo sólo habría que alimentarse de cucarachas, que nunca escasean.

lunes, 23 de junio de 2008

Caos

Hay un impulso destructivo en el hombre. Este impulso se libera con la menor excusa, incluso aprovechando una ocasión alegre, me digo mientras paseo por las calles de esta ciudad arrasada por las victorias futbolísticas.

domingo, 22 de junio de 2008

La dura vida del opositor

Crítica de la razón pura. Crítica de la razón práctica. Estudio los juicios sintéticos, los juicios analíticos, el deber, la buena voluntad. Noto que tengo una erección, aunque no sé por qué. A priori esto que estoy leyendo no parece demasiado excitante, pero a posteriori uno tiene sus dudas, a las pruebas me remito, a las erecciones kantianas. Quizás es porque Kant se llamaba Immanuel, que suena a Emmanuelle y sonrisas verticales. O porque Kant suena parecido a cunt, que es coño en inglés. No sé si me gusta más la crítica de la razón pura o la práctica, las dos tienen su atractivo. La pura es un desafío porque ha de mantenerse casta hasta el matrimonio, la práctica va a lo que va, que para algo es práctica. Pero dejo de pensar estas chorradas y procedo a masturbarme, a ver si puedo concentrarme de una vez.

sábado, 21 de junio de 2008

Llamadas telefónicas

-Hola.
-Hola, P.
-Oye, no puedo dormir. ¿Me cuentas un cuento?
-¿Te has fijado en que "me cuentas un cuento" no nos suena mal? Pero piensa si dijeras "pregúntame una pregunta".
-No sé. Bueno, ¿me lo cuentas?
-Claro, ahí va uno cortito: te quiero.
-Oh, sí, qué gracioso. Me estoy arrepintiendo de haberte llamado.
-Vale, vale. ¿Quieres que te cuente El enebro? Tiene asesinatos y canibalismo, como todo buen cuento infantil.
-Creo que no tengo el cuerpo para eso ahora.
-Te contaré entonces el de Feldespato, el chico de las piedras.
-¿Seguro que es un cuento? Parece una gilipollez de las tuyas.
-Calla y escucha. Feldespato era hijo de geólogos, de ahí su nombre, pues sus padres decidieron que querían mostrar al mundo no sólo el amor que había entre ellos, sino también el que sentían hacia las rocas, amor éste tan profundo como el magma. Feldespato creció sano y fuerte y obsesionado con los adoquines de su calle, ya que había heredado la afición de sus padres, aunque con bastante desacierto, pues llevaba una y otra vez a casa un adoquín y preguntaba: ¿Qué es esto? Un adoquín, Feldespato, le contestaban. A lo que él respondía: ¿Un adoquín o feldespato? Y se reía, que no sé si te he dicho que era un poco idiota.
-A mí lo que me parece idiota es el cuento.
-Si quieres, lo dejo aquí.
-No, venga, sigue.
-Vale. Feldespato siguió creciendo como se empeñan en hacerlo los niños y pronto entró en la adolescencia. Bueno, pronto no entró, entró al mismo tiempo que los chicos de su edad, pero ya me entiendes. Entonces empezó a relacionarse con chicas, que eran más interesantes que las piedras, aunque parecidas en lo que respecta a sentimientos humanos. Las chicas eran espeleólogas, lo comprendió enseguida, pues se interesaban por cuerpos cavernosos, cosa que le hacía muy feliz. Un día conoció a una chica especial, aunque se dice que todas las que nos gustan lo son, pero ésta ciertamente lo era. Era una chica que acababa de llegar al pueblo, se llamaba Antracita, y entre ambos surgió una pasión incontenible, una pasión que los llevaba a estar todo el santo día encamándose, y es que era natural, que los encantos de Antracita eran evidentes con esos escotes y minifaldas y Feldespato no era de piedra, aunque una parte de su anatomía sí lo parecía cuando Antracita estaba cerca. Este desenfreno en sus cuerpos juveniles parecía positivo, sobre todo para coleccionar orgasmos, que también eran más interesantes que las rocas que tanto apasionaban a los padres geólogos de Feldespato, pero resultó que éste enfermó de súbito, tan de súbito que falleció de la noche a la mañana, causando una gran consternación en el pueblo, pues Feldespato era querido por todos como buen personaje singular. La que más lloraba era Antracita, aunque algunas personas insidiosas afirmaban que era porque sabía que después de eso le iba a costar volver a tener novio, que los chicos iban a tener miedo de ella, de su vagina insaciable y mortífera. El pobre Feldespato, como buen difunto, fue sepultado bajo una losa del más fino mármol que se podía encontrar, seleccionado por sus padres. Pero fue justo en el funeral cuando se reveló la verdad de lo acontecido. Los padres de Antracita explicaron que en el pasado habían sido bacteriólogos y que en el transcurso de sus experimentos habían resultado infectados por una rara variedad de bacilo, pero que no desarrollaban la enfermedad. Esto les había sucedido estando la madre de Antracita embarazada, por lo que la chica había nacido portadora. Este bacilo, explicaron, pertenecía a la familia del "Bacillus Anthracis", que causa el carbunco, que suena a carbón pero no lo es, también conocido como ántrax. Era por eso que su hija se llamaba Antraxita, que no Antracita, se trataba todo de un error de pronunciación, un error producto de las diferencias culturales entre el pueblo y la ciudad. Esta explicación, lejos de calmar los ánimos, hizo que los asistentes al funeral reaccionaran con violencia y, a pedradas, mataran a la familia de Antracita-Antraxita, lo que se puede considerar una victoria moral de los geólogos sobre los bacteriólogos. Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado. ¿Oye, sigues ahí?
No contesta, pero la oigo respirar rítmicamente. Está dormida. No cuelgo y dejo el teléfono junto a la almohada, por si se despierta en mitad de la noche. Al fin y al cabo, la llamada la paga ella.

viernes, 20 de junio de 2008

Vigilia

Es de noche. Verano. Estoy sentado en la terraza contemplando las luces de la ciudad, fumando un cigarrillo imaginario, pues no fumo, pero nos han enseñado que fumar es algo cinematográfico o literario, y a mí me habría gustado llevar una vida literaria, una sin atascos a las tres de la tarde, una en la que las chicas sólo tienen ropa interior excitante (como E), una en la que, en fin, todas las noches son decisivas. Yo esta noche la dedico a fumar cigarrillos imaginarios, como si fuera idiota, que quizás lo sea, y a pensar en literatura y mujeres, como dice M que siempre hago. "Literatura y mujeres, no escribes de otra cosa", me dice. Por seguir con la tradición pienso en un poema de Leonard Cohen que empezaba así: "Me gustaría leer / uno de los poemas / que me arrastraron a la poesía. / No recuerdo ni una sola línea, / ni siquiera sé dónde buscar". Yo tampoco puedo recordar ninguno mío, me digo, pero enseguida tengo que reconocer que es mentira, que recuerdo uno que le escribí a A. Era: "Soy muy injusto contigo. / Siempre te doy / más de lo que mereces". Como poema no era gran cosa, pero como declaración de intenciones estaba bastante bien.
Pienso luego en E y se me ocurre que estoy enamorado de ella, aunque no me guste admitirlo. Y que lo supe incluso antes de despedirme de ella en el andén de la estación. A pesar de todas mis precauciones. Quizás sí tengo algo de kamikaze, pero tal vez no sea tan grave enamorarse. O tal vez sí. En cualquier caso, la vida sería muy aburrida sin todo esto. Además, lo verdaderamente raro, incluso absurdo, sería no estar enamorado de ella, aunque nunca le diré algo así. Tengo ganas de escuchar tu voz, me escribió la última vez, pero me temo que las probabilidades de volver a verla son nulas. Quizás no se puede luchar contra el orden del mundo, tal vez lo único que uno puede hacer es sentarse en la terraza como un idiota y divagar (sí, también como un idiota). Y yo de idiota tengo bastante, al igual que de kamikaze. Pero la vida está para vivirla y otras frases estúpidas como "hay que vivir como se escribe". O quizás era al revés, quizás hay que escribir como se vive. No sé, ahora no me acuerdo, son ya las cinco y media de la mañana.
A estas horas no hay tráfico, pero de vez en cuando aparece en la carretera un coche solitario y me pregunto si su ocupante tendrá pensamientos como los míos. Seguramente no, aunque me gusta pensar que es un insomne que conduce en busca del sueño, como si el sueño fuera una prostituta junto a una farola o algo así. Qué tonterías pienso, yo tendría que estar pensando ahora en algo serio. En unidades didácticas, por ejemplo. En Descartes, Hegel, Kant. Tendría que llamar a E y decirle: mira, ya sé que eres una mocosa, pero estoy enamorado de ti, ¿por qué no haces algo realmente original y te fugas conmigo?
Se está bien aquí, con este silencio, disfrutando de una brisa agradable que viene del mar. Dentro de un rato me iré a la cama, aunque sé que no podré dormir. "¿Sabes?", murmuro como si no estuviera solo, "creo que, aparte de follando contigo, verte dormir es la mejor manera de pasar el insomnio".

jueves, 19 de junio de 2008

Ontología

-Tu problema es que siempre te enamoras de la mujer equivocada.
-O que ellas nunca se enamoran del hombre equivocado.

miércoles, 18 de junio de 2008

Ficciones

Debería dejarlo todo, buscar otra cosa, ser otro. Pero qué sabría hacer yo salvo esto, piensan todos. Lo cierto es que yo también quisiera verte todas las mañanas y en vez de eso me despierto solo, despeinado y con mala cara. Pienso cómo sería escribir sólo para ti, inventarte esos juegos de ficciones en los que te conmino a disimular ante los demás, leerte por la noche mientras escenifico lo leído. No sé, yo quisiera retirarme de todo esto. Yo quisiera agarrar con las dos manos eso que, vale, quizás no sea la felicidad, pero se le parece mucho.

martes, 17 de junio de 2008

Polaroids

-¿Y este quién es?
-Soy yo.
-¿Tú? No te pareces.
-Han pasado muchos años, pero soy yo. O una versión anterior de mí mismo. Si tengo los mismos ojos, fíjate bien.
-¿Y la chica?
-No sé, alguna novia.
-Tampoco has tenido tantas.
-Pues sería una conocida, una amiga.
-Anda, deja de disimular. ¿Quién es? No me voy a poner celosa.
-Vale, en aquella época era el amor de mi vida.
-¿Y qué pasó?
-No me acuerdo bien.
-No mientas, no se olvida tan fácilmente al "amor de tu vida".
-En serio, no me acuerdo, supongo que decidí olvidarlo por mi propio bien.
-¿Tanto daño te hizo?
-Te he dicho que no me acuerdo.
-No te enfades. Es que me parece muy rara tu reacción.
-Ella se enamoró de otro, nada más. ¿Estás ya satisfecha?
-¿Y por qué nunca me has hablado de ella?
-Porque pienso en ella cada día aunque trato de no hacerlo. Porque recuerdo cada frase de nuestras conversaciones. Porque todavía se me encoge el corazón cuando pienso en su forma de reír. ¿Te vale eso o todavía quieres saber más?
-Eres un hijo de puta.
-Ya te dije que no quería ver los álbumes de fotos.

lunes, 16 de junio de 2008

Ficción

-A ver, ¿quién es el asesino?
-Está claro: el mayordomo.
-Pero si no tenemos.
-¿No? Pues deberíamos. No sólo nos haría las tareas del hogar, sino que además sabríamos quién comete los crímenes.
-Sí, sería muy práctico, pero el caso es que no tenemos y de aquí sólo podremos salir cuando sepamos quién es el asesino.
-¿Y eso por qué?
-Porque son las normas de este tipo de literatura.
-¿Esto es literatura?
-Claro, ¿no te das cuenta?
-Pues podríamos tener mejores muebles, vaya asco de ficción.
-Los muebles no son importantes, por eso el autor apenas los ha descrito.
-Ya me parecían un tanto difusos.
-Bueno, deja de mirar los muebles y céntrate en el cadáver de la alfombra.
-¿La alfombra es persa o eso tampoco lo ha dicho el autor?
-¿Y yo qué sé? ¿Cómo se sabe si una alfombra es persa o no? ¿Por el dibujo?
-A lo mejor tiene en algún sitio una etiqueta que diga "Made in Iran".
-Olvídate de la alfombra, tenemos que averiguar quién ha matado a nuestro amigo.
-Que lo diga el autor. Todavía pretenderá que le hagamos el trabajo cuando no nos da ni muebles en condiciones.
-Buenos días, soy el inspector Cincinato. El asesino es usted, que no hace otra cosa que poner pegas a todo y distraer la atención.
-No vale, esto es Deus ex machina, es un recurso muy pobre.
-Pues presente una queja. A comisaría.
-Soy un represaliado político, se me castiga por estar en desacuerdo con la dirección artística de esta ficción.
-Eso dígaselo al juez.

domingo, 15 de junio de 2008

Capítulo 1405

-Sigo siendo un completo desastre en lo demás. Mezclo colores en la lavadora, bebo la leche a morro.
-Sí, todo eso te hace encantadora y lo sabes, pero te haces la ingenua. Qué mejor desastre que tú.
-Ya sé que ahora no te lo crees, pero acaba por resultar insoportable.
-Bueno. Me gustaría cansarme de ti, y esto es más bonito de lo que parece.
-Sí, sí que lo es.

sábado, 14 de junio de 2008

La vida

Me pregunta Marina que por qué casi siempre estoy escribiendo de mí, pero no se me ocurre ninguna respuesta satisfactoria del todo. Se me ocurre que es importante saber contarse, que a veces no importa tanto la derrota si la cuentas bien, que de esa manera se convierte en una victoria estética, victoria que no sirve para absolutamente nada. Pero yo me cuento para no dejar de existir, me digo, pues siempre vivimos para traicionarnos. Que necesito un narrador para entender todo esto; otros se meten en sectas, yo me escribo. Pienso mi vida en términos de literatura y redacto mentalmente episodios así: "Yo siempre he sido un hombre de culos, aunque estuve a punto de pasarme al bando de las tetas la primera vez que vi a Babeth quitarse el sujetador, pero enseguida se dio la vuelta y entonces pensé: ¿acaso es necesario elegir?" La literatura es como el chiste de Claudia Schiffer y el náufrago, ¿de qué vale vivir si no lo puedes contar luego? Y hay tanto que contar, casi más que vivir.

viernes, 13 de junio de 2008

Comedia

Para mí la vida es una obra en la que todos conocen su papel menos yo, que me paseo de un lado a otro del escenario sin saber qué hacer, qué decir. Estoy siempre improvisando o imitando a los otros actores y me temo que no hago ninguna de las dos cosas demasiado bien. Yo no soy un personaje en busca de autor, sino un personaje en busca de guión.

jueves, 12 de junio de 2008

Rapunzel

Soñé por segunda vez que iba a verte a un edificio en el que no vives, un edificio de trece o catorce pisos, nunca está claro el número exacto. Subí por las escaleras, puesto que el ascensor no funcionaba, atravesando rellanos en penumbra hasta que llegué al decimotercer piso, el que pensaba que era el tuyo. Pero ya no vivías allí, me dijeron que te habías mudado con tu marido, aunque nadie supo decirme dónde. Bajé del torreón notando en el cogote las miradas de los vecinos y preguntándome por qué decidiste desaparecer de mi vida sin dejarme al menos una nota. Luego desperté, claro, y recordé que no vives en un edificio tan alto, aunque tu presencia en mi vida es mínima igualmente.

miércoles, 11 de junio de 2008

Mariana

Hace muchos años que conozco a Mariana, pues es la hija de los vecinos, pero hasta ahora no le había prestado mucha atención, que tiene trece años menos que yo. Pero ahora me fijo en ella y mucho, que tiene unos diecisiete años muy bien llevados, una lolita arrebatadora de faldas exiguas y físico perfecto. Hoy hemos subido juntos en el ascensor, yo pensaba si sería conveniente empotrarla en la pared y follarla sin contemplaciones, ella no sé en qué estaría pensando. El caso es que no he hecho nada, pero al salir del ascensor se ha girado y me ha dicho con una sonrisa: a ver si quedamos. A ver si quedamos, eso me ha dicho, yo la he mirado con cara de bobo y he contestado: sí, ya es hora. ¿Por qué ya es hora?, podría haberme preguntado ella, pero no lo ha hecho. Yo le habría contestado que ahora follar con ella sería una indecencia como Dios manda. Creo que le he dicho algo más, pero no estoy seguro, quizás lo he olvidado porque la memoria es sabia y elimina a la menor oportunidad cualquier recuerdo que empañe esa imagen positiva que tenemos de nosotros mismos, aunque también a veces a la memoria le da por ser masoquista y rememorar una y otra vez aquella ocasión en la que decidimos desprendernos de nuestra dignidad de la forma más ridícula, la verdad es que su sabiduría es relativa. De todos modos, ahora me pregunto si Mariana iba en serio o estaba jugando conmigo, que está en una edad muy difícil, totalmente inmersa en esa etapa de crueldad por la que pasan las mujeres, esa etapa que dura desde los trece años hasta la vejez, cuando finalmente la demencia senil se encarga de borrar incluso el deseo de maldad.

martes, 10 de junio de 2008

Secuestros

-¿Diga?
-Me he secuestrado. Si quiere volver a verme con vida, deposite mañana al mediodía seis mil euros en la papelera que hay junto a la fuente del parque Chaplin.
-¿García? ¿Es usted?
-Sí, señor director.
-García, cuando le dije el otro día que era usted un miembro muy valioso de nuestra empresa no me refería a esto. No vamos a pagar rescate por usted. Y mucho menos si se autosecuestra.
-Oiga, no sea inhumano, piense que soy un secuestrador muy cruel. Sólo me doy de comer una vez al día. Y no me dejo salir del zulo en ningún momento. ¡Me obligo a hacer mis necesidades en un cubo!
-Si quiere, puedo llamar a la policía.
-¡No lo haga! Mi vida está en mis manos. Si acude a la policía, me torturaré y le enviaré un dedo, una oreja, la nariz, para que vea que voy en serio.
-Francamente, García, esto me parece muy raro.
-No lo es tanto. Y demuestro iniciativa.
-Da lo mismo, no tenemos presupuesto para estas cosas. ¿No ha pensado en, digamos, pedir el rescate a su familia?
-Es que me he secuestrado en casa y mi mujer se daría cuenta de que estoy aquí.
-La solución a eso es muy sencilla: secuéstrese en un hotel, por ejemplo.
-Pues es buena idea. ¿Podría llamar usted a mi mujer para decirle que me he secuestrado y que no cenaré en casa?
-Claro, no se preocupe.

lunes, 9 de junio de 2008

Poética

-¿Te has dado cuenta?
-¿De qué?
-El conductor del autobús.
-¿Qué pasa con él?
-Es igualito a Pavese.
-Joder, ¿ya empiezas con tus tonterías? Estás obsesionado con la literatura, deberías ir al psicólogo.
-Oye, no te pases. Te digo que el conductor es el vivo retrato de Pavese. Seguro que hasta se llama César.
-Estás enfermo.
-Claro que sí, tengo el mal de Montano, de Enrique Vila-Matas.
-Gilipollas.
-Voy a hacer como que no te he escuchado, que estoy convencido de que ese hombre es Pavese reencarnado en esta ciudad española. Autobusero de día, poeta de noche, que suena a película mala de los setenta. Voy a preguntarle.
-Haz lo que quieras.

-Hola, ¿es usted Cesare Pavese?
-¿Es que no sabe leer? "No hablar con el conductor".
-Perdone.

-¿Qué? ¿Qué te ha dicho, listo?
-Me ha dicho que sí, pero que le guarde el secreto.

domingo, 8 de junio de 2008

Dialéctica

-Quiero que seas el padre de mi hijo.
-Eso es totalmente imposible, yo no creo en la paternidad.
-Ya, pero follarme está muy bien, ¿verdad? En eso sí crees.
-Claro, pero es distinto, es que estás muy buena. Como comprenderás, que me guste acostarme con una chica no significa que quiera tener hijos con ella. Ni ser el padre de sus hijos tenidos con otro. Me gustas mucho, pero no puedo ver a los niños de la misma manera que a ti, me tendrían que encerrar si fuera así. La paternidad y el sexo son cosas muy distintas. No tienen nada que ver.
-Eso que acabas de decir es una tontería. El sexo y la paternidad están íntimamente relacionados, no se puede tener hijos sin tener sexo, a no ser que adoptes.
-Creo que no me estás entendiendo. El caso es que ni puedo ni quiero ser el padre de ese niño, además ya tiene padre. ¿A él le parece bien que le estés buscando un sustituto?
-Él no sabe nada, ni falta que hace. No vale como padre.
-Ni yo tampoco.
-Eso no lo sabes, yo te veo muy paternal.
-Porque tienes un complejo de Electra no superado y te recuerdo a tu padre, guapa. Por la barba, quizás.
-Lo que pasa es que eres un hijo de puta redomado. Eso es lo que pasa.
-¿Ves? No puedo ser padre, no tengo valores.

sábado, 7 de junio de 2008

Te recuerdo, Marta

Te recuerdo, Marta, que no Amanda, con una sonrisa en la boca, que es una frase muy tonta, pues dónde ibas a tener la sonrisa si no era en la boca. Bueno, tal vez entre las piernas. Al fin y al cabo, tuviste las sonrisas de otros entre las piernas, eso es indudable, aunque yo entonces no lo sabía. A lo mejor, ahora que lo pienso, si sonreías tanto era por eso, porque yo no me enteraba de nada, lo que me llevaba a mí a sonreír de una forma que te parecería bobalicona. Así que nuestras sonrisas se alimentaban la una a la otra, que tu sonrisa de traición me parecía encantadora, pero porque me la tomaba como una sonrisa de felicidad, y supongo que algo de razón tenía, porque engañarme con todos esos hombres que sonreían entre tus piernas seguro que te hacía muy feliz. Aquí todos nos pasábamos la vida sonriendo, pero algunos con más motivos que otros.

viernes, 6 de junio de 2008

Susana

Yo no le quiero, pero podría haberle querido. Si hubiera sido otro, si no se hubiera movido por la vida como si ésta le debiera algo. Nunca estaba contento, nunca podría estarlo. Cuando le dejé, me escribió decenas de cartas suplicándome que volviera con él, que me amaba. No sé qué pretendía con eso. Como si un "te quiero" fuera a cambiar algo, como si eso fuera a conmoverme y hacerme cambiar de opinión. Las cosas no funcionan así, yo ya sabía que me quería, repetirlo no iba a hacer que, de pronto, le amara yo también. Creo que le quise al principio, pero no estoy segura. Lo intenté, eso sí. Me divertía mucho su derrotismo, nunca había estado con un chico así. Luego me cansé, pero nunca quise hacerle daño. Me llamó por teléfono muchas veces después de la ruptura y me preguntaba, creo que para enternecerme, si no recordaba este o aquel momento tan bonito que habíamos vivido. Claro que lo recuerdo, pero no me importa, pensaba yo. Pero eso no podía decírselo.

jueves, 5 de junio de 2008

Una mañana de junio

Ayer fui al Paseo del Parque, que bullía de actividad por lo de la Feria del Libro. Vi en una caseta a una chica guapísima, preciosa, vendiendo libros y pensé que ahí estaban reunidas mis dos aficiones favoritas: libros y chicas guapas. Quizás era una señal, quizás era la mujer de mi vida. Muy posiblemente no.
Entré en la caseta donde se celebraba el acto de presentación del libro de Málagacrea, donde me enteré de que me habían otorgado una mención especial por un relato que al principio se llamaba J'ai perdu ma plume dans le jardin de ma tante, pero al que luego cambié el título porque pensé que les iba a parecer poco serio, poco literario, hacer referencias a Mortadelo y Filemón. Yo es que soy poco serio, todo el mundo lo sabe. Pero no entiendo que esta vez no me avisaran, ¿quizás ya no nos dan ni una triste placa conmemorativa? Quién sabe, a lo mejor el año pasado también me dieron una mención especial y no me enteré por no acudir al acto de presentación del libro. En cualquier caso, no estuve allí ni cinco minutos, que Alba empezó a mandarme mensajes al móvil diciéndome que estaba por ahí.
Llegó con el bebé y lo primero que le dije fue: ya es casi tan alto como su padre. Nos sentamos en un banco y se puso a darle el pecho al niño. Unos sin techo la observaban ávidamente, pero no sé si era hambre o lujuria. ¿Has visto cómo se me han puesto las tetas?, me preguntó. Algo he notado, contesté. Parecen de silicona, cuando me levanto por las mañanas parezco un "travelo", dijo ella.
Estuvimos un rato en el parque contándonos nuestras vidas y luego la acompañé a su casa, que uno es un caballero a pesar de todo. Me ha gustado verte. A mí también. Y me marché pensando en literatura y mujeres, como siempre.

miércoles, 4 de junio de 2008

En una calle cualquiera

-Oiga, usted.
-¿Yo?
-Sí, usted, el del sombrero.
-¿En qué puedo ayudarles, caballeros?
-Documentación.
-Ah, son de la secreta.
-Ni somos ni dejamos de ser.
-Perdonen, no pretendía ser indiscreto. Aquí tienen.
-Aquí dice que es usted fresador.
-Así es.
-¿Eso es uno que cultiva fresas?
-No exactamente, es un trabajo de fábrica. Mire, consiste en...
-Da igual, está usted detenido.
-¿Detenido? ¿Pero por qué?
-Por recitar poemas.
-¿Recitar poemas? ¿Yo? ¿A mis años?
-No se haga el loco ahora, le hemos visto murmurando.
-Bueno, sí, eso es cierto, pero iba pensando en voz alta en mis cosas, en mis problemas. ¿Acaso eso es un delito?
-Pero es que iba murmurando poemas y no tiene usted carnet de poeta político.
-Le repito que no eran poemas. Yo tengo muy poco de poeta.
-No niegue lo evidente. Usted murmuraba con una cadencia precisa, pero no bailaba, así que no estaba cantando a media voz. Y tampoco rezaba, que en su documentación aparece como ateo. Ergo, recitaba poesía. Está claro.
-Esto es un atropello.
-No, señor, es un arresto. Pese a ser poeta, no es usted muy bueno con las palabras.

martes, 3 de junio de 2008

Canciones

No sentí dolor alguno cuando la volví a ver y me pregunté si la aceptación no sería eso, o quizás no aceptación sino madurez, quizás la madurez es que ya no te afecte la vida, me dije, e imaginé hordas de muertos recorriendo las calles de la ciudad. De todos modos, siempre había algo que nos separaba: otros amores (siempre de ella), hijos (siempre de ella), desencuentros (siempre provocados por ella). Pensándolo bien, lo que siempre nos separaba era ella: la bella, la traidora, que cantaba Javier Krahe versionando a Brassens, pero ella no se llamaba Marieta, sino Marina, aunque yo la llamaba Oceánica por sus delirios de grandeza. Tú también contienes multitudes como Whitman, ¿no?, le decía yo cuando discutíamos y entonces liberaba todo su odio -pues no sólo contenía multitudes- sobre mí, como un maremoto. Yo, claro está, me debatía como un náufrago entre las olas. Sin embargo, ahora parece que ambos hemos olvidado todas esas disputas y que Serrat tenía razón cuando cantaba aquello de "tus recuerdos son cada día más dulces, el olvido sólo se llevó la mitad".

lunes, 2 de junio de 2008

Editorial

-Hábleme de su novela.
-El protagonista es un taxista de la Ciudad Eterna, un romano que conduce con pericia su vehículo por las peligrosas calles de la capital italiana. Un día, sube a su taxi una misteriosa y bella desconocida que se dirige al aeropuerto. La lleva sin que suceda nada de relevancia, pero al regresar del aeropuerto se da cuenta de que la misteriosa desconocida ha olvidado su maletín en el taxi. Nuestro héroe, impelido por la curiosidad (y por la codicia, por qué no decirlo), lo abre. Dentro hay documentos relativos a los templarios, que existen todavía como sociedad secreta y cotizan en bolsa. El taxista decide llevar estos documentos al Vaticano, pero como no conoce a nadie allí, va a consultar antes al párroco de su pueblo. Dicho y hecho, Tom Hanks le enseña los documentos al párroco y...
-¿Tom Hanks?
-Ah, sí, perdone, estaba pensando en la adaptación cinematográfica. ¿No le parece que Dustin Hoffman sería un cura perfecto?
-Continúe con el argumento, por favor.
-De acuerdo, de acuerdo. Como iba diciendo, el taxista le enseña los documentos al párroco, que se escandaliza ante esta ominosa verdad. Hay templarios entre nosotros y nos vigilan desde las sombras, murmura una y otra vez. Es necesario informar al Santo Padre de esto, le dice al taxista y se despiden con la promesa de verse en unos días. El taxista sigue con su rutina, llevando de aquí a allá a los turistas, a borrachos de fin de semana, a prostitutas, etc. Pasan los días y, al no recibir noticias, vuelve a su pueblo y encuentra a Dust... al párroco, perdón, colgado del campanario. Aterrorizado, la primera intención del taxista es llamar a la policía, pero al volver al taxi se encuentra junto a él a la misteriosa desconocida. Ella le dice que no tenga miedo, que no le va a hacer daño, que la responsable de la muerte del párroco es la Iglesia. Soy una templaria, le dice luego meneando graciosamente su melena, igual que tú. Eso no es verdad, yo soy taxista, responde él, y de la Juventus. No, insiste ella, eres un templario perdido, lo que pasa es que no lo sabes. No le adelanto nada si le digo que acabarán enamorándose, ¿verdad? El taxista-templario y la templaria a secas se enfrentarán al poder de la iglesia católica, que pretende dominar el mundo y...
-Creo que ya he escuchado suficiente. ¿Cómo se titula su novela?
-Templarios en la noche. Templars in the night.
-Nos interesa publicarla.

domingo, 1 de junio de 2008

Delirios

Siempre he sabido las respuestas, pero me hacía el loco, o más bien me creía loco, lo que tal vez significa que realmente lo estaba, pues no parece que dudar de tu cordura sea una señal de buena salud mental. Claro que también se puede decir que sólo un loco confía plenamente en su cordura. En cualquier caso, loco o no, sabía las respuestas, siempre las he sabido, pero me negaba a aceptarlas.