domingo, 15 de abril de 2007

Leitmotiv

Capítulo 1051.

Tuve una infancia complicada, seguida de una adolescencia aún más difícil que se convirtió en lo que es, extraoficialmente, la edad adulta: esa indeterminación total, ese ir a ninguna parte, ese esperar algo que nunca llegará. Y siempre presente el deseo, que era lo que lo complicaba todo, lo que empujaba mi vida por derroteros que nunca debería haber elegido en primera instancia. Sí, las mujeres, siempre las mujeres, pero no sólo bonitas, no podía conformarme sólo con eso, pues me creía demasiado bueno. Yo las quería intelectuales, creativas, artistas, especiales. Me seducía que hablaran de poesía mientras se paseaban desnudas por la habitación. Me gustaba poder hablar con ellas, después de una buena sesión de sexo, de escritores muertos. Quería que fueran musas y diosas. Y, como es natural, me jodían la vida. Yo me lo tomaba con el sarcasmo habitual y escribía cosas como: "Siempre me lío con mujeres que no quieren ser felices. Por eso se lían conmigo, claro". Y de nuevo la soledad y vuelta a empezar y el deseo y el deseo y el deseo.

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