martes, 30 de mayo de 2006

Teenage angst has paid off well

Soy un tío muy raro, lo reconozco. Me muevo por impulsos (¿electromecánicos?). Paso del laconismo a la locuacidad y viceversa con una facilidad pasmosa. No sé si ser reservado me hace parecer misterioso. Seguramente no. En realidad, no tengo mucho que decir.

Camino por la vida como si no fuera conmigo la cosa, con espíritu de observador y no de participante. Tampoco tengo mucho que decir en esto, la vida está compuesta de ciclos de derrotas y victorias. Derrotas constantes, victorias esporádicas. Las mínimas para seguir viviendo un rato más. "Las mejores horas son las previas al fracaso". Qué raro es todo, que diría Millás.

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