lunes, 16 de enero de 2006

Poesía joven y urbana

En el par de lecturas de poesía a las que he asistido como público he observado la desagradable tendencia de algunos jóvenes poetas a leer sus obras de la manera más engolada posible, como si trataran de imitar, por ejemplo, a Antonio Gala, aunque él habla así de forma natural. Es algo que invita a la risa o al asesinato (o a una mezcla de ambas cosas). Si se limitaran a leer sus poemas no se notaría tanto, pero como insisten en presentar su obra explicando qué les llevó a escribirla ("me inspiró la ola de frío", por ejemplo), se puede notar el claro contraste entre el habla normal y el habla "poética". Así, mientras que "hola, os voy a leer un poema titulado Mis avellanas en tus aceitunas" lo dice como el que pide una barra de pan, el poema "ahí estás tú/cosa/sentada sobre las vitaminas" lo recita de forma afectada y con voz aflautada. Apoteósico. Y una cosa que nunca falla: cuanto peor sea el poema, más engolada será su lectura.

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