sábado, 15 de octubre de 2005

De madrugada

El insomnio ha vuelto, más fuerte que nunca. Creo que ha venido para quedarse. No tengo ganas de dormir por las noches. Me apetece hablar, escribir, qué sé yo. Le estoy dando un gran uso a la libreta que me regaló Irune (por cierto, si lees esto: vuelve), contiene ya miles de fragmentos que conforman la irrealidad en la que me muevo. La irrealidad real y otras consideraciones metafísicas. Bueno. He aprendido a callarme muchas cosas, la sinceridad no produce beneficios. Tengo una vida repleta de pérdidas. La verdad es un arma: si la ocultas, puedes utilizarla a tu favor, si la revelas te desarmas a ti mismo. La gente sabe todo esto. También me apetece dormir con una chica. Sí, también hacer el amor (o follar o como quieran llamarlo), soy un hombre, como diría Jack Lemmon al final de "Con faldas y a lo loco". Creo que no hay nada mejor que dormir junto a una chica. No me han dado la oportunidad de cansarme de ello. Son las cinco de la mañana. Creo que de vez en cuando es necesario sentirse vivo.

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