jueves, 29 de septiembre de 2005

Dejad que las chicas se acerquen a mí

Hoy me he mirado en el espejo del cuarto de baño y he comprobado que ahora mismo soy la viva imagen de Jesucristo (al menos si nos atenemos a la imagen tradicional y típica), lo cual me ha hecho meditar largamente (cada uno hace con su tiempo lo que puede). ¿Por qué las chicas cristianas y conservadoras son precisamente las que más me rechazarían por mi aspecto? ¡Pero si tengo el mismo estilo que su dios! ¿Acaso rechazarían a Cristo si éste se acercara a ellas con intenciones románticas? Lo que está claro es que no aceptarían de ninguna manera una oferta equivalente, es decir, el que suscribe. Ah, siempre el agravio comparativo, qué ingrata es la vida del que no es mesías en el siglo XXI.

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