martes, 9 de agosto de 2005

There she goes, my beautiful world

Oh, querida, podría ser siempre el rey sin corona de tu corazón, podría vivir siempre exiliado de ti, pero amo la línea de tus caderas, tus piernas, tus pequeños pechos sobre mi pecho, tus labios en los míos... Y, dime, ¿no te parece un crimen privarme de todo ello?

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