jueves, 7 de julio de 2005

Maravillas de la técnica moderna

El domingo por la noche estaba pensando en suicidarme, pero el lunes por la mañana me encontraba extrañamente feliz. Iba por la calle sonriendo a todo el mundo y me daban ganas de pararme a hablar con la gente, consolar al débil, alimentar al hambriento y besar a todas las mujeres (bueno, esto último era normal). El lobo estepario (o la ardilla) siendo amistoso. Y además gratis.

Acabé yendo por la tarde a ver a Alba, que los dioses estaban de mi parte, pero misteriosamente no me prometió amor eterno ni oferta equivalente.

No hay comentarios: