martes, 20 de abril de 2004

Luces

La iluminación que hay en mi cuarto de baño siempre me hace parecer más bello de lo que realmente soy (que suele ser nada), por alguna extraña razón que no alcanzo a comprender. Cuando me peino frente al espejo, me doy cuenta de que es la luz perfecta: esconde todos los defectos de mi rostro, que son muchos, y realza lo poco de bello que hay en él. En ningún otro sitio me veo tan guapo como en ese espejo, ningún otro reflejo me devuelve una imagen tan amable. Y, por eso, a veces pienso en lo hermoso que sería el mundo si el sol, la luna y las estrellas fueran la luz de mi cuarto de baño.

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