viernes, 30 de enero de 2004

Ich bin ein berliner

Anoche soñé que en un supermercado vendían cadáveres con sabor a maracuyá. No sé si habrá negocio aquí, pero deberían hacer un estudio de mercado, igual así encontrábamos la forma de reciclar los muertos. A mí los nichos de los cementerios siempre me ha parecido una forma de archivar a la gente: vives, la diñas, y te archivan. Supongo que los oficinistas se encontrarán como pez en el agua en un cementerio.

La muerte es un tema que siempre me ha fascinado. Desde los cinco años me daba por simular muertes atroces en un intento de llamar la atención de mis padres, pero apenas miraban durante un segundo mi cadáver antes de continuar viendo la tele. Por otro lado, tampoco conseguí impresionar a muchas chicas dejando mi cuerpo moribundo frente a sus puertas. La policía, no obstante, pensaba de forma distinta. En estos años he madurado bastante y ya sólo simulo mi propia muerte en ocasiones especiales, como cumpleaños y fiestas navideñas.

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